Héroe de mil caras
Un día, este
extraño dios caminaba por un sendero en medio de dos campos. “Vio
un labriego trabajando en cada uno de ellos y se propuso jugar con
los dos. Se puso un sombrero que era rojo de un lado y blanco del
otro, verde por delante y negro por detrás, (éstos son los colores
de las cuatro direcciones del mundo; Edshu es la personificación del
centro, del axis mundi, del Ombligo del Mundo); de manera que cuando
los labriegos regresaron a su aldea, uno le dijo al otro: ‘¿Viste
pasar ese viejo con el sombrero blanco?’; el otro contestó: ‘El
sombrero era rojo.’ Y el primero dijo: ‘No,
era blanco.’ ‘Era
rojo’, insistió su amigo, ‘lo vi con mis propios ojos’. ‘Debes
de estar ciego’,
declaró el primero,
‘Debes estar borracho’, contestó el otro. La disputa creció y
llegaron a los
golpes. Cuando iban
a acuchillarse fueron llevados por sus vecinos ante el juez. Edshu
estaba
en medio de la
multitud que presenciaba el juicio y cuando el juez no pudo decidir
de qué
lado estaba la
justicia, el viejo engañador se desenmascaró, expuso lo que había
hecho y
mostró el sombrero.
‘No tenían más remedio que pelear’, dijo. ‘Así lo quise yo.
Sembrar la discordia es mi más grande júbilo.’
El moralista se
llenaría de indignación y el poeta trágico de compasión y temor;
la mitología rompe la vida entera en una vasta y horrible Divina
Comedia. Su risa olímpica no tiene nada de escapista, sino que es
dura, con la dureza de la vida misma, que podemos suponer es la
dureza de Dios, el Creador. La mitología en este sentido hace que la
actitud trágica aparezca hasta cierto punto histórica y el juicio
meramente moral limitado. Esta dureza se equilibra con la seguridad
de que todo lo que vemos no es sino el reflejo de una fuerza
perdurable, a la cual no alcanza el dolor. Por eso estas fábulas son
despiadadas y no conocen el terror; están penetradas del júbilo de
un anonimato trascendente que se mira a sí mismo en todos los egos
combatientes y centrados en sí que nacen y mueren en el tiempo.
el libro aquI
Comentarios
Publicar un comentario