Héroes y Heroinas

La dádiva es sencillamente un símbolo de la energía vital reducida a las condiciones de cierto caso específico. La ironía, por supuesto, está en el hecho de que en tanto que el héroe que ha ganado el favor del dios puede pedir la dádiva de la iluminación perfecta, lo que generalmente busca son más años,
de vida, armas para asesinar a su vecino y salud para su hijo.
Los griegos hablaban del rey Midas que tuvo la suerte de obtener de Baco la oferta de
la dádiva que más deseara. Midas pidió que todo lo que tocara se convirtiera en oro. Cuando
volvía a su casa, tocó, por vía de experimento, la rama de un encino que inmediatamente se
convirtió en oro; tocó una piedra y se convirtió en oro; y una manzana en su mano fue una
pepita de oro. Fascinado, ordenó que se preparara una magnífica fiesta para celebrar el
milagro. Pero cuando se sentó y puso los dedos sobre el asado, éste se transfiguró, y el vino
en sus labios se convirtió en oro líquido. Y cuando su hija pequeña, a quien él amaba más
que nada en la tierra vino a consolarlo de sus pesares se convirtió en una estatua de oro.

La Bailarina Cósmica, declara Nietzsche, no descansa pesadamente en un solo punto, sino que ligera y alegremente brinca y se vuelve de una posición a otra.

“Unas veces un tonto, otras veces un sabio, unas veces poseído de real esplendor, otras veces errando, unas veces tan quieto como un pitón, otras veces con una expresión benigna, unas veces lleno de honores, otras insultado, otras desconocido; así vive el hombre realizado, siempre feliz con la suprema dicha. Así como un actor es siempre un hombre, lleve o no la indumentaria de su papel, así es el perfecto conocedor de lo Imperecedero, siempre lo Imperecedero y nada más.”
libro aquI

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