varios breves divertidos
Su
don particular era su facultad de soñar: dormido podía visitar las
regiones más remotas y tener tratos con los inmortales en el reino
de lo sobrenatural. Poco después de haber subido al trono, Huang Ti
cayó en un sueño que duró tres meses enteros, durante los cuales
aprendió la lección del dominio del corazón. Después de un
segundo sueño de duración comparable, regresó con el poder de
enseñar a sus súbditos. Los instruyó en el dominio de las fuerzas
de la naturaleza dentro de sus propios corazones.
Este
hombre maravilloso gobernó China durante cien años, y en su reino
el pueblo disfrutó de una verdadera edad de oro. Reunió seis
grandes ministros a su alrededor, con cuya ayuda compuso un
calendario, estableció los cálculos matemáticos y enseñó a hacer
utensilios de madera, barro y metal, a construir barcos y carruajes,
a usar el dinero y a construir instrumentos musicales de bambú
.Instituyó los límites y las leyes de la sociedad privada. Su
esposa descubrió el arte de tejer la seda. Plantó cien variedades
de grano, verduras y árboles; favoreció el desarrollo de los
pájaros, de los cuadrúpedos, de los reptiles y de los insectos;
enseñó los usos del agua, del fuego, de la madera y de la tierra; y
reguló los movimientos de las mareas. Antes de su muerte, a la edad
de ciento once años, el fénix y el unicornio aparecieron en los
jardines del
imperio,
como prueba de la perfección de su reino.
El
Papa Gregorio el Grande (540?-604) nació de unos nobles gemelos que
a
instigación
del diablo habían cometido incesto; su madre, arrepentida, lo envió
al mar en una pequeña caja. Fue encontrado y recogido por unos
pescadores y a la edad de seis años fue enviado a un claustro para
ser educado como sacerdote. Pero él deseaba la vida de un noble
guerrero. En un barco, fue llevado milagrosamente al país de sus
padres, donde ganó la mano de la reina, quien posteriormente resultó
ser su madre. Después de descubrir este segundo incesto, Gregorio
permaneció diecisiete años en penitencia, encadenado a una roca en
medio del mar. Las llaves de las cadenas se echaron a las aguas, pero
cuando al final de un largo período se descubrieron en el vientre de
un pescado, esto se tomó como un signo de la Providencia: el
penitente fue conducido a Roma en donde fue elegido Papa.
Una
joven Pueblo que ayudaba a su madre a mezclar con el pie el barro
para hacer vasijas, sintió que el lodo la salpicaba en la pierna,
pero no le puso atención. “Después de unos días, la joven sintió
que algo se movía en su vientre, pero no pensó que iba a tener un
hijo. No se lo dijo a su madre, pero el niño crecía y crecía. Una
mañana se puso muy enferma. Por la tarde nació el niño. Aquel día
su madre cayó en la cuenta (por primera vez) que su hija
iba
a tener un hijo. La madre se enojó mucho, pero cuando miró al niño
vio que no se parecía a un niño, sino que era una cosa redonda con
dos salientes: era una pequeña vasija. ‘¿De dónde sacaste
esto?’, le dijo la madre. Pero la joven sólo lloraba. En ese
momento el padre entró. ‘No importa, me alegra que haya tenido un
niño’, dijo. ‘Pero no es un niño’, dijo la madre. El padre
fue a verlo y vio que era un pequeño cántaro de agua. El padre, al
verlo, sintió cariño por el cántaro. ‘Se mueve’, dijo. En
seguida, el cántaro empezó a crecer. A los veinte días ya era
grande. Podía hablar y jugar con los otros niños. ‘Abuelo,
llévame afuera para que yo mire a mi alrededor’, dijo. Cada mañana
el abuelo lo sacaba y él miraba a los niños, quienes lo querían y
averiguaron que era varón, Niño Cántaro de Agua. Lo averiguaron
por lo que decía.”
Los
pastores acostumbraban adorar al dios Indra, el equivalente hindú de
Zeus, rey del cielo y señor de la lluvia. Un día, cuando habían
presentado sus ofrendas, el muchacho Krishna les dijo: “Indra no es
una deidad suprema aunque sea rey del cielo; teme a los titanes. Y lo
que es más, la lluvia y la prosperidad que pedís dependen del sol,
que se lleva las aguas y las hace caer de nuevo. ¿Qué puede hacer
Indra? Lo que haya de pasar está
determinado
por las leyes de la naturaleza y del espíritu.” Entonces volvió
la atención de ellos a los bosques cercanos, a los arroyos, a las
colinas y especialmente al monte Gobardhan, quienes merecían más
honores que el remoto señor del aire. Y ellos ofrecieron flores,
frutos y dulces a las montañas.
Krishna
asumió una segunda forma: tomó la forma de un dios de la montaña y
recibió
las ofrendas de la gente, y al mismo tiempo conservó su forma
primera y adoró entre el pueblo al rey de la montaña. El dios
recibió las ofrendas y se las comió. Indra se enfureció y mandó
por el rey de las nubes, a quien ordenó que dejara caer lluvia sobre
el pueblo hasta que todo quedara arrasado. Nubes tempestuosas se
suspendieron sobre aquella región y empezaron a descargar un
diluvio; parecía que había llegado el fin del mundo. Pero el
muchacho Krishna llenó el monte Govardhan con el calor de su energía
inagotable, lo levantó con su dedo meñique y pidió al pueblo que
se refugiara debajo de él. La lluvia caía en la montaña, silbaba y
se evaporaba. El torrente cayó siete días, pero ni una gota tocó a
la comunidad de pastores. Entonces el dios cayó en la cuenta de que
su oponente debería ser una encarnación del Ser Primario. Cuando al
día siguiente, Krishna llevó las vacas a pastar, tocando la
flauta, el Rey del Cielo bajó en su gran elefante blanco Airavata,
se postró sobre su rostro a los pies del muchacho sonriente, e hizo
acto de sumisión.
Los
hombres fueron a cazar conejos y el niño Cántaro de Agua quiso ir.
‘Abuelo
¿podrías
ponerme en el suelo? Quiero cazar conejos.’ ‘Pobre nieto mío, no
puedes cazar conejos, no tienes brazos ni piernas’, dijo el abuelo.
Pero el niño Cántaro de Agua tenía muchas ganas de ir. ‘Llévame
de todas maneras, eres demasiado viejo y no puedes hacer nada.’ La
madre lloraba porque su hijo no tenía brazos, piernas ni ojos. Pero
lo alimentaban por la boca, o sea por la boca del cántaro. A la
mañana siguiente, su abuelo lo llevó hacia el sur de la planicie.
Pronto vio el rastro de un conejo, y lo siguió rodando. En seguida
corrió el
conejo
y él empezó a perseguirlo. Llegó a un pantano donde había una
piedra, se golpeó con ella y se rompió, y surgió un niño. Estaba
muy contento de que su piel se hubiera roto y ya fuera un muchacho,
un muchacho crecido. Llevaba muchas cuentas alrededor del cuello y
aretes de turquesa, una capa de danza y zapatos y una chaqueta de
piel de gamo.” Cazó un gran número de conejos, volvió y se los
presentó a su abuelo, quien lo llevó triunfalmente a su casa.
http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/docentes/trabajos/25143_91318.pdf
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