POETA: MANUEL NORBERTO VETANCOURT

El nombre del poeta con varios de sus poemas lo encontré en una página WEB que se llama “El Parnaso Venezolano”. Se trata de una digitalización de poemas venezolanos hecho por Google. Manuel Norberto Vetancour vio la luz en Cariaco, pueblo de la antigua provincia de Cumaná el año de 1827. Doctor en Jurisprudencia de la Universidad de Caracas. Abogado de la República, ejerció con brillo su profesión y se hizo notar en los Congresos como orador parlamentario. Murió en Cumaná el año de 1870.


P O E M A S

A CUMANÁ RECUERDOS



Orillas del Manzanares
De sus cocales ceñida,
Bella levántase erguida,
Sombreada de palmares,
Cumaná del mar querida.

Nunca levanta furiosas
Sus aguas el huracán;
Siempre tranquilas están
Dulces gimiendo, armoniosas,
a besar sus playas van.

Jamás nube de tormenta
Sobre sus cíelos avanza,
Que el rayo jamás la alcanza,
Y si el vendaval revienta
Pronto a otro cielo se lanza.

Blanca perla del Oriente,
Cumaná la encantadora,
Cuando la baña la aurora
Alcázares de oro miente
Donde una hechicera mora.

De ti jamás olvidaron,
Cumaná, gentes extrañas
Las deliciosas montañas
Del Betis, y más amaron
De tus indios las cabañas.

Ni tus valles perfumados,
ni los bananos frondosos
De tus bosques primorosos,
Donde crecen descuidados
Tus pifiales olorosos.

Donde se mira silvestre
Sus racimos ostentando
La vid ramosa, formando
Como un pabellón campestre
hasta la tierra bajando.

Y sobre limpias arenas
Va corriendo el arroyuelo,
Derramado por el suelo
Entre lirios y azucenas
Pinceladas de azul cielo.

Donde aún airosa marcha
Casi desnuda la indiana,
Y en su inocencia engalana
Con lindas flores de parcha
Su belleza americana.

¿Y quién de allí olvidaría
Dulces y nobles amores
Las mujeres v las flores
Los palacios y primores
De su “Nueva Andalucía?

¿Mirando mares serenos
De frescas brisas surcados,
Valles mirando encantados,
Cielos de luz siempre llenos
En claras aguas pintados?

Por eso no suspiraron
Mas por su patria, y dichosas
Las criollas voluptuosas,
En su entusiasmo anhelaron
Más que a tus perlas preciosas.

Por eso fué que no alzaron
Ni cobardes ni desleales
Contra el indio sus puñales,
Pues su fiereza aplacaron
Las aguas de tus raudales.

Porque, Patria, me parece
Que a la orilla de tus mares,
Se olvidan crudos pesares
Y así el alma se adormece
Al ondear del Manzanares.

Tú guardas la cumanesa
Más blanca que las espumas
De nuestros mares sin brumas,
La ves cuando te embeleza
En su chinchorro de plumas.

De quieta noche en las horas
Es tan sabroso escuchar
A tus marinos cantar
En sus barcas pescadoras
Que van danzando en el mar

Tierra de vida y de amores,
Cumaná del mar querida,
Sobre el agua suspendida
Entre palmeras y flores
Te ostentas bella y erguida.

Yo también fui, tierra mía
En tus playas venturoso;
Tu cielo puro y hermoso
No vio mi frente sombría
Con un percance afrentoso.  

Horas de inocencia fueron.
Las devoró el huracán
De la vida, y no vendrán…
Pues ya dichas que huyeron
Otra vez no tornarán.

Cada sol en Occidente
Es una esperanza muerta:
Una fosa nueva abierta
Y del mundo que nos miente
Una traición descubierta.

Cuando yo vuelva a surcar
Cumaná, tu mar querida
¡Cuánta esperanza perdida
Tendré triste que llorar
En pesares convertida!

Y ojalá nunca incurriera
En aquel pecado yo:
El de aquel que se olvidó
Por pisar otras riberas,
Del suelo donde nació.

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