Lo que verdaderamente nos anima es la evolución, sin evolución, la vida es la ilusión del eterno retorno, de ese niño Jesús con síndrome de Peter Pan que no termina de crecer. Como humanos somos veloces, como máquinas banales, ya lo dijo Jack London: Mi comienzo no está en mi nacimiento, ni en mi concepción he estado creciendo desarrollándome durante incontables milenios, todas mis personalidades precedentes tienen sus voces sus ecos resonando en mi volveré a nacer incontables veces y todavía los estúpidos creen que poniéndome una soga al cuello pueden detenerme.

Comentarios

Entradas populares