La Crisis de los Museos es de librito



El  Museo  de Arte Contemporáneo de  Caracas es territorio de la mafia. La misma responsable del robo de La Odalisca. Sólo tienen abierta una de las puertas de acceso, para los empleados y sus elegidos. La ausencia de público es escandalosa, ya no van los hijos de la clase media y al pueblo lo mantienen a raya, como siempre. Consecuencia: Los vigilantes, la misma plantilla que a  decapitado a más de seis directores,  engordan  plácidamente sobre los sofás, rodados de aire acondicionado y de arte, mientras afuera, en los alrededores, venezolanos se cuecen al sol y defecan en las plazas aledañas, porque continúan excluidos por el adecaje que modela  el alma del que arriba y que cual “conserje que se cree dueño del edificio” le niega hasta el agua a sus hermanos. La alquimia del arte es tan transformadora, que es suficiente con estar en su presencia un instante para cambiarte la vida: el hábito los hace monjes. Por eso han cerrado las puertas del templo, evitando que la gente lo use como “pasaje”, y maltratan  a quienes se atreven a visitarlo  o utilizar sus servicios. Igual ocurre con la biblioteca del museo, otro escándalo silencioso, la mayor parte del tiempo vacía, ya ni siquiera la visitan los lectores de periódicos, porque no los ofrecen más. Es demasiado evidente que se trata de una estrategia de desprestigio contra el gobierno, al adecaje le importa muy poco que los venezolanos paguemos el sueldo de aquellos que por la fuerza, nos privan del derecho al arte contemporáneo, que han privado en los últimos 10 años a toda una generación, para proteger sus intereses avaros y mezquinos. Ni hablar de que se les caiga la cara de vergüenza.

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