Mártires de la Revolución


A modo de disculpa ante este traidor epitafio, un poema de Edgar Lee Masters:


Cincelaron en mi piedra sepulcral las palabras:
“Su vida fue apacible, y los elementos se combinaron en él de tal modo
que la naturaleza podría alzarse y decir al mundo entero,
éste fue un hombre.”
Los que me conocieron se sonríen
al leer esta vacía retórica.
Mi epitafio debió haber sido:
“La vida no le fue benévola,
y los elementos se combinaron en él de tal modo
que hizo guerra a la vida,
y en ella fue muerto.”
¡Mientras viví no pude habérmelas con las lenguas calumniosas,
y ahora que estoy muerto tengo que conformarme con un epitafio
grabado por un necio!

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