La Aventura Humana, apenas comienza.
No hace falta entregar papelito alguno a ningún personero gubernamental, mucho menos un proyecto de un consejo comunal para entender el mensaje: las calles de estas casas necesitan asfalto. Las calles de estas casas del pueblo revolucionario de un país petrolero, que siente vergüenza de sus homínidos cobardes, políticos reptiles y patriarcas seniles.
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