Pesadilla
Vamos hacia el amor o nos alejamos de él, no hay otro
camino. Anoche soñé que estaba en la
cima de una torre de cadáveres humanos, era una torre muy alta y se balanceaba.
Y yo con ella. Corría el riesgo de caer.
Pero lograba permanecer de pie como el surfista. Y estudiaba la manera de bajar
sin precipitarme, al abismo, a la muerte.
Al vacío blanco, sin fronteras, que contenía la escena. Parecía ilimitado pero no lo era, en un instante
inopinado, hice contacto con la pared. Alegría de cronopia. Comencé el descenso, de espalda a los muertos
y las piernas contra el muro, girando, balanceándome, llegué al suelo y
desperté.
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