Prácticas Fascistas

Desde el 2014 unos vecinos-anónimos dejan estos mensajes en mi casa. De cada uno de estas pobres, morbosas, malvadas dis-que-caricaturas hemos recibido un gran número durante meses. En enero de 2015 ya hicieron una nueva entrega. 



Vivo en una zona rural en las afueras de Caracas, como lugar pequeño en el que vivimos desde hace 20 años todos nos conocen y re-conocen sobre todo por el activismo social de mi madre. Mi madre como tantas otras mujeres de este país ha participado directamente y de muchas otras maneras en la construcción de este nuevo modelo de sociedad que queremos. Mi madre además se autodefine como chavista. A veces creemos que decir Chavista lo dice todo, pues no lo creo, porque sé que para algunos es una cosa y para otros pues otra así que mejor ponerlo en claro.
Si dejáramos de lado las etiquetas y la describiera más allá de su militancia política les contaría que es una mujer que logró junto con otros dos vecinos traer un módulo de salud a esta zona. Les cuento que antes para llegar a un centro de salud o consultorio médico eran necesarios 25 minutos más la previa larga espera por transporte público, ya que ni taxis transitan por este lugar. Hoy hay una doctora de familia y una odontólogo a unos cuantos pasos totalmente público y gratuito. Además esta mujer que es mi madre ha trabajado duramente para que aquí se consigan beneficios sociales como el cambio de rancho por casa, o que le construyan viviendas nuevas a vecinos que vivían hacinados en muy malas condiciones. Ella continúa su trabajo (claro está junto a otras maravillosas personas de la comunidad, entre ellas su mejor amiga) ahora por el derecho al agua potable y además no ha dejado por años de enviar proyectos para la creación de una escuela rural. Mi madre tiene casa, agua y sus hijos ya no están en edad escolar, pero ella cree en la igualdad de derechos y en que es entre todxs que eso se logrará. Una vez una amiga desde EEUU me llamó para preguntarme que cuánto le pagaban a mi madre y otra amiga desde ese mismo país me preguntó que si dejaríamos de recibir dinero del estado chavista si perdíamos las elecciones... Les cuento que mi madre no ha ganado ni un bolívar por todo lo que hace, que los pasajes para ir y venir a ministerios son los mismos vecinos los que se los costeaban. 
Hablando ahora sí de banderas políticas, porque el caso en cuestión lo amerita...les comento que desde el año 1999 hemos votado por chávez en esta casa, no sólo mi madre sino todxs los que aquí vivimos. Durante las aprox 12 elecciones nuestra celebración ha sido íntima, personal porque estamos claros que vivimos en una pequeña comunidad donde los vecinos que exactamente rodean nuestra casa no tienen nuestra misma tendencia política, sin embargo son nuestrxs vecinos y no nos interesa regocijarnos hasta el punto de ofenderlos. Ahora bien, por el contrario, cuando ha habido algún cacerolazo de oposición nos han tocado cacerolas hacia nuestra casa o han colocado cornetas con canciones alusivas a su momento, lanzado algún pequeño cohetón en dirección a nuestra casa. En la reja del terreno de mi casa teníamos un cartel de Chávez, del lado de dentro, alguien lo quemó. El año pasado por primera vez respondimos. Me senté junto con mi madre en el patio de la casa, en medio de un cacerolazo en el que mis vecinos (tres casas adyacentes) sonaban sus cacerolas y consignas, ese día por primera vez respondimos colocando música…Alí Primera, Victor Jara y Silvio Rodríguez sonaron a lo largo y ancho. Esa ha sido nuestra mayor respuesta. 
Ahora bien, cacerolas, cohetoncitos, música burlesca contra nuestra postura de vida ha sido ya un tema tenérselo que soportar de nuestros propios vecinos, pero el ACOSO que estamos viviendo desde hace casi un año ya es digno de denuncia. En mi casa vivimos tres mujeres, un hombre (adulto-mayor) y un menor de edad. Muchas mañanas tengo que recoger rápidamente estos papeles para que mi hijo no los vea, o no le digo nada a mi madre para que no se preocupe y angustie porque a ella le afecta por temas de tensión. Mi hermana está llena de indignación y rabia y yo que suelo ser más o menos conciliadora (hago el intento por lo menos) ya tengo paranoia… creo que nos podrían envenenar el agua y cosas por el estilo. Sé que gente infeliz, malvada, coño de madre, cortos de espíritu, no necesitan partido político, bandera, religión, ni clase social para ser lo que son…pero aquí dejo la huella de una crónica que no he escrito respecto a lo que día a día enfrentamos nosotrxs en mi casa, quizás poco a poco entre todxs y digo TODXS podamos hacer una gran historia del acoso y la guerra cotidiana del siglo XXI post guerra de tercera generación.

 Natasha García Riveiro



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