Las capacidades de las mujeres y la justicia social mujeres martha nussbaum



Nótese que el enfoque hace de cada persona un portador de valor, y un
fin. Marx, al igual que sus antepasados burgueses, sostiene que subordinar
los fines de algunas personas a los fines de los demás es incorrecto. Ese es el meollo de lo que es la explotación, tratar a una persona como un mero objeto para el uso de los demás. Lo que persigue esta perspectiva es una sociedad en la que los individuos sean tratados como dignos de cuidado, y en la que cada uno ocupa una posición que le permite vivir de manera realmente humana.

Es muy común que a las mujeres se las trate como miembros de una unidad orgánica, como se supone que son la familia o la comunidad, y sus intereses se vean subordinados a los grandes objetivos de esa unidad, es decir, a los objetivos de sus miembros masculinos. Sin embargo, el impresionante crecimiento económico de una región no significa nada para las mujeres cuyos maridos las privan del control de los ingresos del hogar. No podemos considerar sólo el conjunto, ya sea que se trate de una región o una familia, tenemos que considerar la distribución de los recursos y oportunidades para cada persona, pensando que cada una de ellas es digna de respeto por derecho propio.



El enfoque más frecuente de medición de la calidad de vida en una
nación solía ser simplemente el PIB per cápita. Este enfoque evade cualquier afirmación transcultural acerca de lo que tiene valor; aunque, nótese, asume el valor universal de la opulencia. Lo que omite, sin embargo, es mucho más significativo. No nos dice nada acerca de la distribución de la riqueza y los ingresos, y los países con cifras totales similares pueden presentar grandes variaciones de distribución.

Cargadas frecuentemente con la doble jornada de un extenuante empleo y
las responsabilidades completas de una casa y del cuidado de los hijos, les
faltan oportunidades para recrearse y cultivar sus facultades imaginativas
y cognoscitivas. Todos estos factores afectan el bienestar emocional: las
mujeres tienen menos oportunidades que los hombres de vivir libres del
temor y de disfrutar formas de amor gratificantes —especialmente cuando,
como es común, están casadas desde la niñez sin haberlo elegido y no tienen manera de escapar del matrimonio. Es así como las circunstancias política y socialmente inequitativas le dan a las mujeres capacidades humanas inequitativas.

Aquí está la versión actual de Capacidades funcionales
humanas centrales:
1. Vida
Ser capaz de vivir hasta el final de una vida humana de duración normal;
no morir prematuramente o antes de que la vida se haya reducido tanto
que no valga la pena vivir.
2. Salud física
Ser capaz de tener buena salud, incluida la salud reproductiva; 21 estar ade-
cuadamente alimentado, tener una vivienda adecuada.
3. Integridad física
Ser capaz de moverse libremente de un lugar a otro; tener protección ante
ataques violentos, incluyendo ataques sexuales y violencia doméstica; tener oportunidades para la satisfacción sexual y para la elección en materia de
reproducción.
4. Sentidos, imaginación y pensamiento
Ser capaz de usar los sentidos, imaginar, pensar, y razonar y hacer estas
cosas de una manera "verdaderamente humana", una manera formada y
cultivada por una educación adecuada, incluyendo, pero de ninguna manera
limitado a la capacidad de leer y escribir y a una formación matemática y científica básica. Ser capaz de usar la imaginación y el pensamiento en relación con la experimentación y la producción de obras y eventos, religiosos, literarios, musicales, etc., elegidos libremente. Ser capaz de usar la mente de un modo protegido por las garantías de libertad de expresión en lo que respecta tanto a la expresión política como la expresión artística y la libertad
para ejercer una religión. Ser capaz de tener experiencias placenteras y de
evitar el dolor no necesario.
5. Emociones
Ser capaz de sentir apego por las cosas y las personas que están fuera de
nosotros mismos; amar a los que nos aman y nos cuidan, afligirse ante su
ausencia; en general, amar, afligirse, experimentar el anhelo, la gratitud y la ira justificada. No tener un desarrollo emocional arruinado por el miedo y la ansiedad. (Apoyar esta capacidad significa apoyar las formas de asociación humana que pueden ser cruciales para el desarrollo.)
6. Razón práctica .
Ser capaz de formarse una concepción de lo bueno y de poder reflexionar de manera crítica sobre la planificación de la propia vida. (Esto implica la protección de la libertad de conciencia.)
7. Asociación
(A) Ser capaz de vivir con los demás y de cara a ellos, de reconocer y mostrar preocupación por otros seres humanos, participar en diversas formas de interacción social; ser capaces de imaginar la situación de otros y tener compasión de esta situación, tener la capacidad tanto para la justicia como
para la amistad. (La protección de esta capacidad significa proteger las
instituciones que constituyen y nutren dichas formas de afiliación, así como
proteger la libertad de reunión y de expresión política.)
(B) Poseer las bases sociales del respeto a uno mismo y la no-humillación;
ser capaz de ser tratado como un ser digno cuyo valor es igual al de los
demás. Esto implica la protección contra la discriminación por motivos de
raza, sexo, orientación sexual, religión, casta, etnicidad u origen nacional.
8. Otras especies
Ser capaz de vivir con preocupación por y en relación con los animales,
plantas y el mundo de la naturaleza.
9. Recreación
Ser capaz de reír, jugar y disfrutar de actividades de recreación.
10. Control sobre el ambiente propio
(A) Político: ser capaz de participar eficazmente en las opciones políticas que rigen la propia vida; tener el derecho a la participación política, protección de la libertad de expresión y de asociación.
(B) Material: ser capaz de poseer propiedades (tanto tierra como bienes
muebles); tener el derecho a buscar empleo en igualdad de condiciones con los demás, no verse sujeto a cateos o embargos injustificados. En el trabajo, ser capaz de trabajar como un ser humano, ejercitando la razón práctica y formando relaciones significativas de reconocimiento mutuo con otros trabajadores.

Un ámbito de la vida que contribuye de manera especial a la inequidad
de las mujeres es el área del cuidado. Las mujeres son las principales, y
usualmente las únicas, cuidadoras de aquellas personas cuyas desventajas
físicas o mentales les impiden vivir con la relativa (y muchas veces tem-
poral) independencia que caracteriza la llamada vida humana "normal". Las
mujeres llevan a cabo este trabajo crucial casi siempre sin remuneración y sin reconocimiento de que es un trabajo. Al mismo tiempo, el hecho de que ellas necesitan pasar mucho tiempo cuidando de las necesidades físicas de los demás, hace más difícil que hagan lo que quieren hacer en otras áreas de la vida, incluyendo un empleo, la ciudadanía, la recreación y expresión propia.

Argumentaré que la política internacional y el pensamiento económico de-
berían ser feministas, atentos (entre otras cosas) a los problemas especiales
que enfrentan las mujeres a causa de su sexo en casi todas las naciones del mundo, sin un entendimiento de los cuales no pueden enfrentarse de manera eficaz los problemas generales de pobreza y desarrollo. Un enfoque
del desarrollo internacional debería ser evaluado por su capacidad para
reconocer estos problemas y para hacer recomendaciones para su solución.

El objetivo de mi proyecto como un todo es proveer las bases filosóficas
para un recuento de los principios constitucionales básicos que los gobier-
nos de todas las naciones deberían respetar e implementar como el mínimo
básico de lo que requiere el respeto a la dignidad humana.

Términos tales como "acoso sexual" y "ambiente de trabajo hostil" nos dan algunos ejemplos evidentes de este punto. Pero incluso si se defiende la teoría como valiosa para la práctica, todavía puede ser problemático utilizar conceptos que tienen su origen en una cultura para describir y valorar las realidades en otra; y aún más problemático si la cultura descrita ha sido colonizada y oprimida por la cultura de quien la describe. Los intentos de las feministas internacionales de hoy para usar un lenguaje universal de la justicia, los derechos humanos o el funcionamiento humano para la evaluación de vidas, como los de Vasanti y Jayamma, están destinados a ser acusados de occidentalizadores y colonizadores, aun cuando las categorías universales son introducidas por las feministas que viven y trabajan dentro de la nación en cuestión. Pues, es lo que se dice, aquellas mujeres están alienadas de su cultura, se dejan llevar por la moda y copian las agendas políticas de Occidente. En el momento en que se convierten en críticas, se dice, dejan de pertenecer a su cultura y se convierten en títeres de la élite occidental.

Sissy Jupe, la niña que vivía en un circo en la novela Tiempos difìciles de Dickens, ya se había dado cuenta del problema que implicaba esta falta de preocupación normativa por la distribución. Ella dice que sus lecciones de economía no le aclaraban "quién tiene el dinero y si alguna parte de él es mío". Así sucede también con las mujeres de todo el mundo: el hecho de que una nación o región sea en general más próspera que otra es sólo una parte de la historia: no nos dice lo que el gobierno ha hecho por las mujeres de distintas clases sociales o cómo les va. Para saber eso, tendríamos que ver sus vidas. Pero entonces tenemos que especificar,
más allá de la distribución de la riqueza y la renta propiamente dicha, las
partes de la vida que tenemos que ver: la esperanza de vida, la mortalidad infantil, las oportunidades de educación, la atención a la salud, las oportunidades de empleo, los derechos sobre la tierra, las libertades políticas. Ver lo que está ausente de la cuenta del PIB nos empuja a ubicar estos y otros bienes básicos de manera universal, con el fin de que podamos utilizar la lista de bienes básicos para comparar la calidad de vida a través de las sociedades.

Este es el problema que ha sido destacado desde hace algún tiempo por Amartya Sen en sus escritos sobre la perspectiva de las capacidades. Algunas de estas diferencias son meramente físicas. Las necesidades nutricionales varían con la edad, ocupación y sexo. Una mujer embarazada o que está amamantando necesita más nutrientes que una mujer que no está en esa situación. Un niño necesita más proteínas que un adulto. Una persona cuyas extremidades funcionan bien necesita de menos recursos para poder movilizarse, mientras que una persona con las extremidades paralizadas necesita de muchos más recursos para lograr el mismo nivel de movilidad.

Del mismo modo, la idea intuitiva detrás de mi versión de la perspectiva
de las capacidades es doble: en primer lugar, que hay ciertas funciones que son particularmente centrales en la vida humana, en el sentido de que su presencia o ausencia suele ser entendida como un signo de la presencia o ausencia de la vida humana. En segundo lugar, y esto es lo que Marx encontró en Aristóteles, que hay algo que hace llevar a cabo estas funciones en una forma verdaderamente humana, no de una manera animal. Pensamos, con bastante frecuencia, que una vida se ha visto tan empobrecida que no merece la dignidad del ser humano, que es una vida en la que se continúa viviendo, pero más o menos como un animal, sin ser capaz de desarrollar y ejercitar las facultades humanas. En el ejemplo de Marx, una persona con hambre sólo toma la comida para poder sobrevivir, y no pueden aparecer los diversos ingredientes sociales y racionales de la alimentación humana. Del mismo modo, los sentidos de un ser humano pueden funcionar en un nivel meramente animal, si no se cultivan mediante una educación apropiada, el ocio, el juego y la libre expresión, mediante valiosas asociaciones con otros; y debemos añadir a la lista algunos elementos que Marx probablemente no apoyaría, como la libertad de expresión y de asociación y la libertad de culto. La idea central parece ser la del ser humano como un ser digno y libre que da forma a su propia vida, en vez de verse pasivamente formado o manipulado por el mundo como animal de una manada o rebaño.

Las mujeres, a menudo, no tienen preferencia por la independencia económica antes de enterarse de las vías a través de las cuales las mujeres como ellas pueden perseguir este objetivo, ni piensan en sí mismas como ciudadanas con derechos que estaban siendo ignoradas antes de que se les informe sobre sus derechos y se les aliente a creer en su igual valor. Todas estas ideas, y las preferencias basadas en ellas, generalmente toman forma para las mujeres en los programas de educación patrocinados por las organizaciones de mujeres de diversos tipos. Las preferencias de los hombres, también, se forman socialmente y, a menudo, se deforman. Los hombres, en general, tienen una fuerte preferencia por que sus esposas hagan el trabajo del cuidado de los niños y todas las tareas domésticas; además de trabajar, con frecuencia, una jornada de ocho horas. Estas preferencias no están fijas en la naturaleza de las cosas: son construidas por las tradiciones sociales del privilegio y la subordinación.

Por lo tanto, una perspectiva basada en las preferencias generalmente reforzará las desigualdades: especialmente aquellas desigualdades que están tan arraigadas que se han integrado a los propios deseos de las
personas. Una vez más, aunque este es un problema general, tiene especial pertinencia para la vida de las mujeres. Las mujeres han sido especialmente privadas de educación e información, que son necesarias, aunque en ningún sentido suficientes, para hacer que las preferencias sean un indicador confiable de lo que las políticas públicas deben perseguir. También han sido a menudo socializadas para creer que un menor nivel de vida es lo que es correcto y apropiado para ellas, y que algunos grandes bienes humanos (por ejemplo, la educación o la participación política) no son para ellas en absoluto.

Para introducir la idea intuitiva que se halla detrás de este enfoque, es
útil partir de un pasaje de los Manuscritos económicos y filosóficos de Marx, de 1844, escritos en la época en que estaba leyendo a Aristóteles y se vio profundamente influido por las ideas aristotélicas acerca de las capacidades y el funcionamiento humanos:
Es evidente que el ojo humano se gratifica en una forma diferente al crudo ojo no humano, el oído humano de una forma diferente al oído crudo, etc. El sentido atrapado en una necesidad práctica cruda tiene sólo un sentido restringido. Para el hombre hambriento, no es la forma humana de los alimentos la que existe, sino sólo su ser abstracto como alimento; podría muy bien estar ahí en su forma más cruda, y sería imposible decir en qué difiere esta actividad de alimentación de la de los animales.
Marx señala aquí algunas funciones humanas: comer y el uso de los
sentidos, que parecen tener una centralidad particular en cualquier vida que uno pueda vivir. A continuación, afirma que hay algo que permite llevar a cabo estas actividades de una forma plenamente humana, por lo cual se entiende una forma infundida por la razón y la sociabilidad. Pero los seres humanos no tienen automáticamente la oportunidad de desempeñar sus funciones humanas en una forma plenamente humana. Algunas condiciones en las que viven las personas —con hambre o sin educación— provocan que un ser que es humano tenga que vivir de una manera animal. Por supuesto, lo que Marx está diciendo es que estas condiciones son inaceptables, y deberían cambiarse. 
 He argumentado que las preocupaciones legítimas por la diversidad, el
pluralismo y la libertad personal no son incompatibles con el reconocimiento de normas transculturales, y que, de hecho, las normas transculturales son necesarias si queremos proteger la diversidad, el pluralismo y la libertad, tratando a cada ser humano como un agente y un fin.

El marco de las capacidades, utilizado para evaluar las vidas de mujeres que están luchando por la equidad en muchos países diferentes —en desarrollo y desarrollados—, no se ve, creo yo, como una importación extraña: cuadra muy bien con las demandas que las mujeres ya están haciendo en muchos contextos políticos globales y nacionales. Por lo tanto, colocar estos artículos en una lista podría parecer superfluo: ¿por qué no mejor dejar que las mujeres decidan cuáles serán sus demandas en cada caso? Para contestar esta pregunta deberíamos señalar que el debate del desarrollo internacional está ya usando un lenguaje normativo. En los casos en los que no se ha retomado la perspectiva de las capacidades —como ha sucedido en los Informes sobre Desarrollo Humano— prevalece un lenguaje teórico mucho menos adecuado, ya sea el lenguaje de preferencia-satisfacción o el lenguaje del crecimiento económico. Necesitamos la perspectiva de las capacidades como una alternativa humanamente rica para esas teorías inadecuadas del desarrollo humano.

Por supuesto, la perspectiva de las capacidades brinda normas para el
desarrollo humano en general, no sólo para el desarrollo de las mujeres. Sin embargo, es importante centrarse en los problemas de las mujeres no sólo por su notable urgencia. También nos ayudan a ver más claramente la insuficiencia de muchos otros enfoques para el desarrollo de manera más general, y las razones para preferir la perspectiva de las capacidades. Los enfoques basados en la preferencia no nos permiten criticar las preferencias que han llegado a serlo gracias a un legado de injusticia y jerarquía: las preferencias de los hombres por la dominación y por ser atendidos y cuidados, las preferencias de las mujeres por un nivel bajo de logros cuando esa es la única
vida que conocen y que creen posible. La perspectiva de las capacidades,
en contraste, mira lo que una mujer es capaz de hacer y de ser, tomando en
cuenta el hecho de que las mujeres oprimidas y sin educación podrían decir,
o incluso pensar, que algunas de esas capacidades no son para ellas. Los enfoques basados en los recursos, de manera similar, poseen cierto sesgo en el sentido de que protegen el statu quo y no toman en cuenta las necesidades especiales de ayuda que puedan tener algunos grupos como resultado de su estatus de subordinación: debemos invertir más en ellos para traerlos al mismo nivel de capacidad. La perspectiva de las capacidades ve este hecho de manera clara, y nos encamina hacia la creación de un umbral básico del nivel de capacidades como meta para todos los ciudadanos.

Sabemos, sin embargo, que cualquier cosa que valga la pena medirse, en la calidad de la vida humana, es difícil de medir. Los enfoques basados en los recursos simplemente sustituyen algo fácil de medir por lo que en realidad debería ser medido, un montón de cosas necesarias para la riqueza del funcionamiento humano.

Las mujeres tienen muchas probabilidades de ser las perdedoras cuando se promueve el bien de un grupo como tal, sin preguntarse acerca de las jerarquías de poder y oportunidad presentes al interior del grupo. La perspectiva de las capacidades insiste en presionar sobre esta cuestión. Lo que este enfoque persigue es una sociedad en la que las personas sean tratadas como dignas de cuidado, y en donde cada una de ellas haya sido puesta en una posición de vivir de manera realmente humana. (Aquí es donde entra la idea de un umbral: decimos que si se halla por debajo de cierto nivel de capacidad, en cada una de las áreas, a una persona no se le ha permitido vivir de una manera verdaderamente humana.) Las capacidades pretendidas se pretenden para todas y cada una de las personas, no, en primera instancia, para grupos, o familias, estados u otros órganos colegiados.

La persona que tiene suficiente comida siempre puede elegir ayunar, pero existe una gran diferencia entre ayunar y morir de hambre, y es esta diferencia la que deseamos dejar clara. De nuevo, una persona que tiene las oportunidades normales para tener satisfacción sexual siempre puede elegir una vida de celibato, y el enfoque no dice nada en contra de esto. Sin embargo, sí está en contra (por ejemplo) de la práctica de la mutilación genital femenina, la cual priva a las mujeres de la oportunidad para elegir un funcionamiento sexual (y, en efecto, de la oportunidad de elegir también el celibato). 24 Una persona que tiene la posibilidad de dedicar tiempo a la recreación siempre puede elegir una vida de adicción al trabajo; de nuevo, hay una gran diferencia entre esa opción de vida y una vida limitada porque no existe una protección que limite el número de horas de trabajo y/o la "doble jornada" que impide a las mujeres disponer
de tiempo para la recreación en muchas partes del mundo.

el enfoque es liberal, enfatiza la elección como un bien. Sin embargo, no es neoliberal, porque sostiene que la elección requiere condiciones materiales e institucionales, y que la acción política tiene como obligación proporcionárselas a todos los ciudadanos.

Como ha escrito Amartya Sen, "los derechos políticos son importantes no sólo para la satisfacción de las necesidades, son cruciales también para la formulación de necesidades. Y esta idea se relaciona, al final, con el respeto que nos debemos unos a otros como seres humanos".

La perspectiva de las capacidades —que sugiere al gobierno pensar desde el principio en los obstáculos que impiden el empoderamiento integral de todos los ciudadanos, y diseñar medidas para abordarlos— justamente recomienda medidas como las dos enmiendas realizadas a la Constitución de la India recientemente, las que garantizan a las mujeres un tercio de la representación local en los panchayats, o consejos del pueblo. Por lo tanto, respalda la insistencia de Philips en la importancia de garantizar las condiciones de participación política, al mismo tiempo que comparte su escepticismo acerca de una simple mayoría cuando están en juego derechos fundamentales.

Una ventaja más de la perspectiva de las capacidades es que, al con-
centrarse desde el inicio en lo que las personas son de hecho capaces de hacer, está bien preparada para percibir y evidenciar las inequidades que las mujeres sufren dentro de las familias: inequidades en cuanto a recursos y oportunidades, falta de educación, que el trabajo no se reconozca como trabajo, y, por supuesto, insultos a su integridad física.

Cuando hablamos simplemente de lo que las personas pueden hacer y ser, ni siquiera en apariencia estamos privilegiando una idea occidental. En cualquier parte pueden encontrarse ideas
sobre actividades y habilidades, y no hay una cultura en donde la gente no se pregunte a sí misma qué es capaz de hacer, qué oportunidades tiene para funcionar.

Pero hay enfoques que utilizan un lenguaje aristotélico del
funcionamiento y las capacidades que no enfatiza la libertad de la manera en la que mi enfoque lo hace: el aristotelianismo marxista y algunas formas de aristotelianismo tomista católico no son liberales en este sentido. Si el lenguaje de los derechos entra al ruedo, nos ayuda a subrayar aún más el hecho crucial de que la meta política apropiada es la capacidad de las personas para elegir funcionar de ciertas maneras, no sólo la manera en que funcionan ya.

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