Las capacidades de las mujeres y la justicia social mujeres martha nussbaum
Nótese
que el enfoque hace de cada persona un portador de valor, y un
fin.
Marx, al igual que sus antepasados burgueses, sostiene que subordinar
los
fines de algunas personas a los fines de los demás es incorrecto.
Ese es el meollo de lo que es la explotación, tratar a una persona
como un mero objeto para el uso de los demás. Lo que persigue esta
perspectiva es una sociedad en la que los individuos sean tratados
como dignos de cuidado, y en la que cada uno ocupa una posición que
le permite vivir de manera realmente humana.
Es
muy común que a las mujeres se las trate como miembros de una unidad
orgánica, como se supone que son la familia o la comunidad, y sus
intereses se vean subordinados a los grandes objetivos de esa unidad,
es decir, a los objetivos de sus miembros masculinos. Sin embargo, el
impresionante crecimiento económico de una región no significa nada
para las mujeres cuyos maridos las privan del control de los ingresos
del hogar. No podemos considerar sólo el conjunto, ya sea que se
trate de una región o una familia, tenemos que considerar la
distribución de los recursos y oportunidades para cada persona,
pensando que cada una de ellas es digna de respeto por derecho
propio.
El
enfoque más frecuente de medición de la calidad de vida en una
nación
solía ser simplemente el PIB per cápita. Este enfoque evade
cualquier afirmación transcultural acerca de lo que tiene valor;
aunque, nótese, asume el valor universal de la opulencia. Lo que
omite, sin embargo, es mucho más significativo. No nos dice nada
acerca de la distribución de la riqueza y los ingresos, y los países
con cifras totales similares pueden presentar grandes variaciones de
distribución.
Cargadas
frecuentemente con la doble jornada de un extenuante empleo y
las
responsabilidades completas de una casa y del cuidado de los hijos,
les
faltan
oportunidades para recrearse y cultivar sus facultades imaginativas
y
cognoscitivas. Todos estos factores afectan el bienestar emocional:
las
mujeres
tienen menos oportunidades que los hombres de vivir libres del
temor
y de disfrutar formas de amor gratificantes —especialmente cuando,
como
es común, están casadas desde la niñez sin haberlo elegido y no
tienen manera de escapar del matrimonio. Es así como las
circunstancias política y socialmente inequitativas le dan a las
mujeres capacidades humanas inequitativas.
Aquí
está la versión actual de Capacidades funcionales
humanas
centrales:
1.
Vida
Ser
capaz de vivir hasta el final de una vida humana de duración normal;
no
morir prematuramente o antes de que la vida se haya reducido tanto
que
no valga la pena vivir.
2.
Salud física
Ser
capaz de tener buena salud, incluida la salud reproductiva; 21 estar
ade-
cuadamente
alimentado, tener una vivienda adecuada.
3.
Integridad física
Ser
capaz de moverse libremente de un lugar a otro; tener protección
ante
ataques
violentos, incluyendo ataques sexuales y violencia doméstica; tener
oportunidades para la satisfacción sexual y para la elección en
materia de
reproducción.
4.
Sentidos, imaginación y pensamiento
Ser
capaz de usar los sentidos, imaginar, pensar, y razonar y hacer estas
cosas
de una manera "verdaderamente humana", una manera formada y
cultivada
por una educación adecuada, incluyendo, pero de ninguna manera
limitado
a la capacidad de leer y escribir y a una formación matemática y
científica básica. Ser capaz de usar la imaginación y el
pensamiento en relación con la experimentación y la producción de
obras y eventos, religiosos, literarios, musicales, etc., elegidos
libremente. Ser capaz de usar la mente de un modo protegido por las
garantías de libertad de expresión en lo que respecta tanto a la
expresión política como la expresión artística y la libertad
para
ejercer una religión. Ser capaz de tener experiencias placenteras y
de
evitar
el dolor no necesario.
5.
Emociones
Ser
capaz de sentir apego por las cosas y las personas que están fuera
de
nosotros
mismos; amar a los que nos aman y nos cuidan, afligirse ante su
ausencia;
en general, amar, afligirse, experimentar el anhelo, la gratitud y la
ira justificada. No tener un desarrollo emocional arruinado por el
miedo y la ansiedad. (Apoyar esta capacidad significa apoyar las
formas de asociación humana que pueden ser cruciales para el
desarrollo.)
6.
Razón práctica .
Ser
capaz de formarse una concepción de lo bueno y de poder reflexionar
de manera crítica sobre la planificación de la propia vida. (Esto
implica la protección de la libertad de conciencia.)
7.
Asociación
(A)
Ser capaz de vivir con los demás y de cara a ellos, de reconocer y
mostrar preocupación por otros seres humanos, participar en diversas
formas de interacción social; ser capaces de imaginar la situación
de otros y tener compasión de esta situación, tener la capacidad
tanto para la justicia como
para
la amistad. (La protección de esta capacidad significa proteger las
instituciones
que constituyen y nutren dichas formas de afiliación, así como
proteger
la libertad de reunión y de expresión política.)
(B)
Poseer las bases sociales del respeto a uno mismo y la
no-humillación;
ser
capaz de ser tratado como un ser digno cuyo valor es igual al de los
demás.
Esto implica la protección contra la discriminación por motivos de
raza,
sexo, orientación sexual, religión, casta, etnicidad u origen
nacional.
8.
Otras especies
Ser
capaz de vivir con preocupación por y en relación con los animales,
plantas
y el mundo de la naturaleza.
9.
Recreación
Ser
capaz de reír, jugar y disfrutar de actividades de recreación.
10.
Control sobre el ambiente propio
(A)
Político: ser capaz de participar eficazmente en las opciones
políticas que rigen la propia vida; tener el derecho a la
participación política, protección de la libertad de expresión y
de asociación.
(B)
Material: ser capaz de poseer propiedades (tanto tierra como bienes
muebles);
tener el derecho a buscar empleo en igualdad de condiciones con los
demás, no verse sujeto a cateos o embargos injustificados. En el
trabajo, ser capaz de trabajar como un ser humano, ejercitando la
razón práctica y formando relaciones significativas de
reconocimiento mutuo con otros trabajadores.
Un
ámbito de la vida que contribuye de manera especial a la inequidad
de
las mujeres es el área del cuidado. Las mujeres son las principales,
y
usualmente
las únicas, cuidadoras de aquellas personas cuyas desventajas
físicas
o mentales les impiden vivir con la relativa (y muchas veces tem-
poral)
independencia que caracteriza la llamada vida humana "normal".
Las
mujeres
llevan a cabo este trabajo crucial casi siempre sin remuneración y
sin reconocimiento de que es un trabajo. Al mismo tiempo, el hecho de
que ellas necesitan pasar mucho tiempo cuidando de las necesidades
físicas de los demás, hace más difícil que hagan lo que quieren
hacer en otras áreas de la vida, incluyendo un empleo, la
ciudadanía, la recreación y expresión propia.
Argumentaré
que la política internacional y el pensamiento económico de-
berían
ser feministas, atentos (entre otras cosas) a los problemas
especiales
que
enfrentan las mujeres a causa de su sexo en casi todas las naciones
del mundo, sin un entendimiento de los cuales no pueden enfrentarse
de manera eficaz los problemas generales de pobreza y desarrollo. Un
enfoque
del
desarrollo internacional debería ser evaluado por su capacidad para
reconocer
estos problemas y para hacer recomendaciones para su solución.
El
objetivo de mi proyecto como un todo es proveer las bases filosóficas
para
un recuento de los principios constitucionales básicos que los
gobier-
nos
de todas las naciones deberían respetar e implementar como el mínimo
básico
de lo que requiere el respeto a la dignidad humana.
Términos
tales como "acoso sexual" y "ambiente de trabajo
hostil" nos dan algunos ejemplos evidentes de este punto. Pero
incluso si se defiende la teoría como valiosa para la práctica,
todavía puede ser problemático utilizar conceptos que tienen su
origen en una cultura para describir y valorar las realidades en
otra; y aún más problemático si la cultura descrita ha sido
colonizada y oprimida por la cultura de quien la describe. Los
intentos de las feministas internacionales de hoy para usar un
lenguaje universal de la justicia, los derechos humanos o el
funcionamiento humano para la evaluación de vidas, como los de
Vasanti y Jayamma, están destinados a ser acusados de
occidentalizadores y colonizadores, aun cuando las categorías
universales son introducidas por las feministas que viven y trabajan
dentro de la nación en cuestión. Pues, es lo que se dice, aquellas
mujeres están alienadas de su cultura, se dejan llevar por la moda y
copian las agendas políticas de Occidente. En el momento en que se
convierten en críticas, se dice, dejan de pertenecer a su cultura y
se convierten en títeres de la élite occidental.
Sissy
Jupe, la niña que vivía en un circo en la novela Tiempos difìciles
de Dickens, ya se había dado cuenta del problema que implicaba esta
falta de preocupación normativa por la distribución. Ella dice que
sus lecciones de economía no le aclaraban "quién tiene el
dinero y si alguna parte de él es mío". Así sucede también
con las mujeres de todo el mundo: el hecho de que una nación o
región sea en general más próspera que otra es sólo una parte de
la historia: no nos dice lo que el gobierno ha hecho por las mujeres
de distintas clases sociales o cómo les va. Para saber eso,
tendríamos que ver sus vidas. Pero entonces tenemos que especificar,
más
allá de la distribución de la riqueza y la renta propiamente dicha,
las
partes
de la vida que tenemos que ver: la esperanza de vida, la mortalidad
infantil, las oportunidades de educación, la atención a la salud,
las oportunidades de empleo, los derechos sobre la tierra, las
libertades políticas. Ver lo que está ausente de la cuenta del PIB
nos empuja a ubicar estos y otros bienes básicos de manera
universal, con el fin de que podamos utilizar la lista de bienes
básicos para comparar la calidad de vida a través de las
sociedades.
Este
es el problema que ha sido destacado desde hace algún tiempo por
Amartya Sen en sus escritos sobre la perspectiva de las capacidades.
Algunas de estas diferencias son meramente físicas. Las necesidades
nutricionales varían con la edad, ocupación y sexo. Una mujer
embarazada o que está amamantando necesita más nutrientes que una
mujer que no está en esa situación. Un niño necesita más
proteínas que un adulto. Una persona cuyas extremidades funcionan
bien necesita de menos recursos para poder movilizarse, mientras que
una persona con las extremidades paralizadas necesita de muchos más
recursos para lograr el mismo nivel de movilidad.
Del
mismo modo, la idea intuitiva detrás de mi versión de la
perspectiva
de
las capacidades es doble: en primer lugar, que hay ciertas funciones
que son particularmente centrales en la vida humana, en el sentido de
que su presencia o ausencia suele ser entendida como un signo de la
presencia o ausencia de la vida humana. En segundo lugar, y esto es
lo que Marx encontró en Aristóteles, que hay algo que hace llevar a
cabo estas funciones en una forma verdaderamente humana, no de una
manera animal. Pensamos, con bastante frecuencia, que una vida se ha
visto tan empobrecida que no merece la dignidad del ser humano, que
es una vida en la que se continúa viviendo, pero más o menos como
un animal, sin ser capaz de desarrollar y ejercitar las facultades
humanas. En el ejemplo de Marx, una persona con hambre sólo toma la
comida para poder sobrevivir, y no pueden aparecer los diversos
ingredientes sociales y racionales de la alimentación humana. Del
mismo modo, los sentidos de un ser humano pueden funcionar en un
nivel meramente animal, si no se cultivan mediante una educación
apropiada, el ocio, el juego y la libre expresión, mediante valiosas
asociaciones con otros; y debemos añadir a la lista algunos
elementos que Marx probablemente no apoyaría, como la libertad de
expresión y de asociación y la libertad de culto. La idea central
parece ser la del ser humano como un ser digno y libre que da forma a
su propia vida, en vez de verse pasivamente formado o manipulado por
el mundo como animal de una manada o rebaño.
Las
mujeres, a menudo, no tienen preferencia por la independencia
económica antes de enterarse de las vías a través de las cuales
las mujeres como ellas pueden perseguir este objetivo, ni piensan en
sí mismas como ciudadanas con derechos que estaban siendo ignoradas
antes de que se les informe sobre sus derechos y se les aliente a
creer en su igual valor. Todas estas ideas, y las preferencias
basadas en ellas, generalmente toman forma para las mujeres en los
programas de educación patrocinados por las organizaciones de
mujeres de diversos tipos. Las preferencias de los hombres, también,
se forman socialmente y, a menudo, se deforman. Los hombres, en
general, tienen una fuerte preferencia por que sus esposas hagan el
trabajo del cuidado de los niños y todas las tareas domésticas;
además de trabajar, con frecuencia, una jornada de ocho horas. Estas
preferencias no están fijas en la naturaleza de las cosas: son
construidas por las tradiciones sociales del privilegio y la
subordinación.
Por
lo tanto, una perspectiva basada en las preferencias generalmente
reforzará las desigualdades: especialmente aquellas desigualdades
que están tan arraigadas que se han integrado a los propios deseos
de las
personas.
Una vez más, aunque este es un problema general, tiene especial
pertinencia para la vida de las mujeres. Las mujeres han sido
especialmente privadas de educación e información, que son
necesarias, aunque en ningún sentido suficientes, para hacer que las
preferencias sean un indicador confiable de lo que las políticas
públicas deben perseguir. También han sido a menudo socializadas
para creer que un menor nivel de vida es lo que es correcto y
apropiado para ellas, y que algunos grandes bienes humanos (por
ejemplo, la educación o la participación política) no son para
ellas en absoluto.
Para
introducir la idea intuitiva que se halla detrás de este enfoque, es
útil
partir de un pasaje de los Manuscritos económicos y filosóficos de
Marx, de 1844, escritos en la época en que estaba leyendo a
Aristóteles y se vio profundamente influido por las ideas
aristotélicas acerca de las capacidades y el funcionamiento humanos:
Es
evidente que el ojo humano se gratifica en una forma diferente al
crudo ojo no humano, el oído humano de una forma diferente al oído
crudo, etc. El sentido atrapado en una necesidad práctica cruda
tiene sólo un sentido restringido. Para el hombre hambriento, no es
la forma humana de los alimentos la que existe, sino sólo su ser
abstracto como alimento; podría muy bien estar ahí en su forma más
cruda, y sería imposible decir en qué difiere esta actividad de
alimentación de la de los animales.
Marx
señala aquí algunas funciones humanas: comer y el uso de los
sentidos,
que parecen tener una centralidad particular en cualquier vida que
uno pueda vivir. A continuación, afirma que hay algo que permite
llevar a cabo estas actividades de una forma plenamente humana, por
lo cual se entiende una forma infundida por la razón y la
sociabilidad. Pero los seres humanos no tienen automáticamente la
oportunidad de desempeñar sus funciones humanas en una forma
plenamente humana. Algunas condiciones en las que viven las personas
—con hambre o sin educación— provocan que un ser que es humano
tenga que vivir de una manera animal. Por supuesto, lo que Marx está
diciendo es que estas condiciones son inaceptables, y deberían
cambiarse.
He argumentado que las preocupaciones legítimas por la diversidad, el
pluralismo y la libertad personal no son incompatibles con el reconocimiento de normas transculturales, y que, de hecho, las normas transculturales son necesarias si queremos proteger la diversidad, el pluralismo y la libertad, tratando a cada ser humano como un agente y un fin.
El marco de las capacidades, utilizado para evaluar las vidas de mujeres que están luchando por la equidad en muchos países diferentes —en desarrollo y desarrollados—, no se ve, creo yo, como una importación extraña: cuadra muy bien con las demandas que las mujeres ya están haciendo en muchos contextos políticos globales y nacionales. Por lo tanto, colocar estos artículos en una lista podría parecer superfluo: ¿por qué no mejor dejar que las mujeres decidan cuáles serán sus demandas en cada caso? Para contestar esta pregunta deberíamos señalar que el debate del desarrollo internacional está ya usando un lenguaje normativo. En los casos en los que no se ha retomado la perspectiva de las capacidades —como ha sucedido en los Informes sobre Desarrollo Humano— prevalece un lenguaje teórico mucho menos adecuado, ya sea el lenguaje de preferencia-satisfacción o el lenguaje del crecimiento económico. Necesitamos la perspectiva de las capacidades como una alternativa humanamente rica para esas teorías inadecuadas del desarrollo humano.
Por supuesto, la perspectiva de las capacidades brinda normas para el
desarrollo humano en general, no sólo para el desarrollo de las mujeres. Sin embargo, es importante centrarse en los problemas de las mujeres no sólo por su notable urgencia. También nos ayudan a ver más claramente la insuficiencia de muchos otros enfoques para el desarrollo de manera más general, y las razones para preferir la perspectiva de las capacidades. Los enfoques basados en la preferencia no nos permiten criticar las preferencias que han llegado a serlo gracias a un legado de injusticia y jerarquía: las preferencias de los hombres por la dominación y por ser atendidos y cuidados, las preferencias de las mujeres por un nivel bajo de logros cuando esa es la única
vida que conocen y que creen posible. La perspectiva de las capacidades,
en contraste, mira lo que una mujer es capaz de hacer y de ser, tomando en
cuenta el hecho de que las mujeres oprimidas y sin educación podrían decir,
o incluso pensar, que algunas de esas capacidades no son para ellas. Los enfoques basados en los recursos, de manera similar, poseen cierto sesgo en el sentido de que protegen el statu quo y no toman en cuenta las necesidades especiales de ayuda que puedan tener algunos grupos como resultado de su estatus de subordinación: debemos invertir más en ellos para traerlos al mismo nivel de capacidad. La perspectiva de las capacidades ve este hecho de manera clara, y nos encamina hacia la creación de un umbral básico del nivel de capacidades como meta para todos los ciudadanos.
Sabemos, sin embargo, que cualquier cosa que valga la pena medirse, en la calidad de la vida humana, es difícil de medir. Los enfoques basados en los recursos simplemente sustituyen algo fácil de medir por lo que en realidad debería ser medido, un montón de cosas necesarias para la riqueza del funcionamiento humano.
Las mujeres tienen muchas probabilidades de ser las perdedoras cuando se promueve el bien de un grupo como tal, sin preguntarse acerca de las jerarquías de poder y oportunidad presentes al interior del grupo. La perspectiva de las capacidades insiste en presionar sobre esta cuestión. Lo que este enfoque persigue es una sociedad en la que las personas sean tratadas como dignas de cuidado, y en donde cada una de ellas haya sido puesta en una posición de vivir de manera realmente humana. (Aquí es donde entra la idea de un umbral: decimos que si se halla por debajo de cierto nivel de capacidad, en cada una de las áreas, a una persona no se le ha permitido vivir de una manera verdaderamente humana.) Las capacidades pretendidas se pretenden para todas y cada una de las personas, no, en primera instancia, para grupos, o familias, estados u otros órganos colegiados.
La persona que tiene suficiente comida siempre puede elegir ayunar, pero existe una gran diferencia entre ayunar y morir de hambre, y es esta diferencia la que deseamos dejar clara. De nuevo, una persona que tiene las oportunidades normales para tener satisfacción sexual siempre puede elegir una vida de celibato, y el enfoque no dice nada en contra de esto. Sin embargo, sí está en contra (por ejemplo) de la práctica de la mutilación genital femenina, la cual priva a las mujeres de la oportunidad para elegir un funcionamiento sexual (y, en efecto, de la oportunidad de elegir también el celibato). 24 Una persona que tiene la posibilidad de dedicar tiempo a la recreación siempre puede elegir una vida de adicción al trabajo; de nuevo, hay una gran diferencia entre esa opción de vida y una vida limitada porque no existe una protección que limite el número de horas de trabajo y/o la "doble jornada" que impide a las mujeres disponer
de tiempo para la recreación en muchas partes del mundo.
el enfoque es liberal, enfatiza la elección como un bien. Sin embargo, no es neoliberal, porque sostiene que la elección requiere condiciones materiales e institucionales, y que la acción política tiene como obligación proporcionárselas a todos los ciudadanos.
Como ha escrito Amartya Sen, "los derechos políticos son importantes no sólo para la satisfacción de las necesidades, son cruciales también para la formulación de necesidades. Y esta idea se relaciona, al final, con el respeto que nos debemos unos a otros como seres humanos".
La perspectiva de las capacidades —que sugiere al gobierno pensar desde el principio en los obstáculos que impiden el empoderamiento integral de todos los ciudadanos, y diseñar medidas para abordarlos— justamente recomienda medidas como las dos enmiendas realizadas a la Constitución de la India recientemente, las que garantizan a las mujeres un tercio de la representación local en los panchayats, o consejos del pueblo. Por lo tanto, respalda la insistencia de Philips en la importancia de garantizar las condiciones de participación política, al mismo tiempo que comparte su escepticismo acerca de una simple mayoría cuando están en juego derechos fundamentales.
Una ventaja más de la perspectiva de las capacidades es que, al con-
centrarse desde el inicio en lo que las personas son de hecho capaces de hacer, está bien preparada para percibir y evidenciar las inequidades que las mujeres sufren dentro de las familias: inequidades en cuanto a recursos y oportunidades, falta de educación, que el trabajo no se reconozca como trabajo, y, por supuesto, insultos a su integridad física.
Cuando hablamos simplemente de lo que las personas pueden hacer y ser, ni siquiera en apariencia estamos privilegiando una idea occidental. En cualquier parte pueden encontrarse ideas
sobre actividades y habilidades, y no hay una cultura en donde la gente no se pregunte a sí misma qué es capaz de hacer, qué oportunidades tiene para funcionar.
Pero hay enfoques que utilizan un lenguaje aristotélico del
funcionamiento y las capacidades que no enfatiza la libertad de la manera en la que mi enfoque lo hace: el aristotelianismo marxista y algunas formas de aristotelianismo tomista católico no son liberales en este sentido. Si el lenguaje de los derechos entra al ruedo, nos ayuda a subrayar aún más el hecho crucial de que la meta política apropiada es la capacidad de las personas para elegir funcionar de ciertas maneras, no sólo la manera en que funcionan ya.
He argumentado que las preocupaciones legítimas por la diversidad, el
pluralismo y la libertad personal no son incompatibles con el reconocimiento de normas transculturales, y que, de hecho, las normas transculturales son necesarias si queremos proteger la diversidad, el pluralismo y la libertad, tratando a cada ser humano como un agente y un fin.
El marco de las capacidades, utilizado para evaluar las vidas de mujeres que están luchando por la equidad en muchos países diferentes —en desarrollo y desarrollados—, no se ve, creo yo, como una importación extraña: cuadra muy bien con las demandas que las mujeres ya están haciendo en muchos contextos políticos globales y nacionales. Por lo tanto, colocar estos artículos en una lista podría parecer superfluo: ¿por qué no mejor dejar que las mujeres decidan cuáles serán sus demandas en cada caso? Para contestar esta pregunta deberíamos señalar que el debate del desarrollo internacional está ya usando un lenguaje normativo. En los casos en los que no se ha retomado la perspectiva de las capacidades —como ha sucedido en los Informes sobre Desarrollo Humano— prevalece un lenguaje teórico mucho menos adecuado, ya sea el lenguaje de preferencia-satisfacción o el lenguaje del crecimiento económico. Necesitamos la perspectiva de las capacidades como una alternativa humanamente rica para esas teorías inadecuadas del desarrollo humano.
Por supuesto, la perspectiva de las capacidades brinda normas para el
desarrollo humano en general, no sólo para el desarrollo de las mujeres. Sin embargo, es importante centrarse en los problemas de las mujeres no sólo por su notable urgencia. También nos ayudan a ver más claramente la insuficiencia de muchos otros enfoques para el desarrollo de manera más general, y las razones para preferir la perspectiva de las capacidades. Los enfoques basados en la preferencia no nos permiten criticar las preferencias que han llegado a serlo gracias a un legado de injusticia y jerarquía: las preferencias de los hombres por la dominación y por ser atendidos y cuidados, las preferencias de las mujeres por un nivel bajo de logros cuando esa es la única
vida que conocen y que creen posible. La perspectiva de las capacidades,
en contraste, mira lo que una mujer es capaz de hacer y de ser, tomando en
cuenta el hecho de que las mujeres oprimidas y sin educación podrían decir,
o incluso pensar, que algunas de esas capacidades no son para ellas. Los enfoques basados en los recursos, de manera similar, poseen cierto sesgo en el sentido de que protegen el statu quo y no toman en cuenta las necesidades especiales de ayuda que puedan tener algunos grupos como resultado de su estatus de subordinación: debemos invertir más en ellos para traerlos al mismo nivel de capacidad. La perspectiva de las capacidades ve este hecho de manera clara, y nos encamina hacia la creación de un umbral básico del nivel de capacidades como meta para todos los ciudadanos.
Sabemos, sin embargo, que cualquier cosa que valga la pena medirse, en la calidad de la vida humana, es difícil de medir. Los enfoques basados en los recursos simplemente sustituyen algo fácil de medir por lo que en realidad debería ser medido, un montón de cosas necesarias para la riqueza del funcionamiento humano.
Las mujeres tienen muchas probabilidades de ser las perdedoras cuando se promueve el bien de un grupo como tal, sin preguntarse acerca de las jerarquías de poder y oportunidad presentes al interior del grupo. La perspectiva de las capacidades insiste en presionar sobre esta cuestión. Lo que este enfoque persigue es una sociedad en la que las personas sean tratadas como dignas de cuidado, y en donde cada una de ellas haya sido puesta en una posición de vivir de manera realmente humana. (Aquí es donde entra la idea de un umbral: decimos que si se halla por debajo de cierto nivel de capacidad, en cada una de las áreas, a una persona no se le ha permitido vivir de una manera verdaderamente humana.) Las capacidades pretendidas se pretenden para todas y cada una de las personas, no, en primera instancia, para grupos, o familias, estados u otros órganos colegiados.
La persona que tiene suficiente comida siempre puede elegir ayunar, pero existe una gran diferencia entre ayunar y morir de hambre, y es esta diferencia la que deseamos dejar clara. De nuevo, una persona que tiene las oportunidades normales para tener satisfacción sexual siempre puede elegir una vida de celibato, y el enfoque no dice nada en contra de esto. Sin embargo, sí está en contra (por ejemplo) de la práctica de la mutilación genital femenina, la cual priva a las mujeres de la oportunidad para elegir un funcionamiento sexual (y, en efecto, de la oportunidad de elegir también el celibato). 24 Una persona que tiene la posibilidad de dedicar tiempo a la recreación siempre puede elegir una vida de adicción al trabajo; de nuevo, hay una gran diferencia entre esa opción de vida y una vida limitada porque no existe una protección que limite el número de horas de trabajo y/o la "doble jornada" que impide a las mujeres disponer
de tiempo para la recreación en muchas partes del mundo.
el enfoque es liberal, enfatiza la elección como un bien. Sin embargo, no es neoliberal, porque sostiene que la elección requiere condiciones materiales e institucionales, y que la acción política tiene como obligación proporcionárselas a todos los ciudadanos.
Como ha escrito Amartya Sen, "los derechos políticos son importantes no sólo para la satisfacción de las necesidades, son cruciales también para la formulación de necesidades. Y esta idea se relaciona, al final, con el respeto que nos debemos unos a otros como seres humanos".
La perspectiva de las capacidades —que sugiere al gobierno pensar desde el principio en los obstáculos que impiden el empoderamiento integral de todos los ciudadanos, y diseñar medidas para abordarlos— justamente recomienda medidas como las dos enmiendas realizadas a la Constitución de la India recientemente, las que garantizan a las mujeres un tercio de la representación local en los panchayats, o consejos del pueblo. Por lo tanto, respalda la insistencia de Philips en la importancia de garantizar las condiciones de participación política, al mismo tiempo que comparte su escepticismo acerca de una simple mayoría cuando están en juego derechos fundamentales.
Una ventaja más de la perspectiva de las capacidades es que, al con-
centrarse desde el inicio en lo que las personas son de hecho capaces de hacer, está bien preparada para percibir y evidenciar las inequidades que las mujeres sufren dentro de las familias: inequidades en cuanto a recursos y oportunidades, falta de educación, que el trabajo no se reconozca como trabajo, y, por supuesto, insultos a su integridad física.
Cuando hablamos simplemente de lo que las personas pueden hacer y ser, ni siquiera en apariencia estamos privilegiando una idea occidental. En cualquier parte pueden encontrarse ideas
sobre actividades y habilidades, y no hay una cultura en donde la gente no se pregunte a sí misma qué es capaz de hacer, qué oportunidades tiene para funcionar.
Pero hay enfoques que utilizan un lenguaje aristotélico del
funcionamiento y las capacidades que no enfatiza la libertad de la manera en la que mi enfoque lo hace: el aristotelianismo marxista y algunas formas de aristotelianismo tomista católico no son liberales en este sentido. Si el lenguaje de los derechos entra al ruedo, nos ayuda a subrayar aún más el hecho crucial de que la meta política apropiada es la capacidad de las personas para elegir funcionar de ciertas maneras, no sólo la manera en que funcionan ya.
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