Visibilidad lEsbica Venezuela

Ahora bien, como comunidad LGBT hemos tenido grandes avances, pero en temas
particularmente lésbico el avance ha sido mínimo. Las lesbianas hemos sido
discriminadas doblemente, por ser mujeres y por tener una orientación distinta a la
que impone la heteronormalidad patriarcal. Dentro de los movimientos sociales de la
sexo diversidad la comunidad gay ha predominado todos los espacios siendo las
lesbianas marginadas, de igual manera, ha sucedido históricamente en los
movimientos de mujeres donde nuestra participación ha sido mínima.
La invisibilidad es una violencia simbólica practicada cotidianamente contra nosotras
las lesbianas, negándonos el derecho de existir y es un gran desafío que hay que
asumir. La visibilidad tiene mucho que ver con el empoderamiento de las lesbianas en
nuestra sociedad. En este sentido, es necesario el fomento del protagonismo de las
lesbianas como grupo social para impulsar cambios positivos en las situaciones que
vivimos. Así, como la toman de conciencia de nuestros derechos e intereses y de cómo
estos se relacionan profundamente con lo social y lo político.
En el aspecto reivindicativo, es necesaria la inclusión de la comunidad lésbica dentro
de la “Ley Orgánica sobre el Derecho a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia”.
Esta ley consagra un catálogo de medidas de protección y seguridad de inmediata
aplicación por parte de los órganos receptores de denuncias, así como medidas
cautelares que permite salvaguardar la integridad física y psicológica de la mujer,
destaca el fortalecimiento de programas de prevención, así como, la creación de las
Casas de Abrigo, a nivel nacional, estadal y municipal, como una alternativa de acogida
para los casos de amenaza inminente a la integridad de la mujer. Vale resaltar que
dicha ley esta concebida bajo una visión heteronormativa dejando vulnerable a las
mujeres que deciden vivir en parejas con otras mujeres. El poder patriarcal no se limita
en el entorno heterosexual, esta cultura se reproduce en toda la diversidad existente
en la sociedad. Si realmente deseamos acabar con el patriarcado y el machismo, es
necesario transversalizar la perspectiva de género más allá de la heterosexualidad.
Por otra parte es necesaria la despatologización del Estado venezolano, desde el
discurso hasta en la acción, comenzando con la creación de una cultura laica que
supone la separación del Estado de la Religión. El Estado debe estar al servicio de los y
las ciudadanas más no a los intereses de una religión, también debe trascender todas
sus políticas de los límites heteronormativos y deconstruir la hegemonía de la familia
tradicional, entendiendo que existen una pluralidad familiar que es necesario

visibilizar.

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