sobre el diAlogo
En las últimas décadas, la moderna tecnología, con ayuda de la radio, la televisión,
los viajes en avión y los satélites, ha establecido una red que permite la
comunicación casi instantánea entre todas las regiones del mundo. Paralelamente,
sin embargo, también existe, en este mismo momento histórico, la sensación global
de que la comunicación está deteriorándose progresivamente. Apenas es posible
que, quienes viven en naciones diferentes y se hallan sometidos a sistemas
económicos y políticos distintos, puedan comunicarse sin caer en el enfrentamiento.
Y esta misma incapacidad de comunicación se reproduce, dentro de cada nación,
entre los miembros de clases sociales y grupos económicos y políticos distintos. De
hecho, hasta se habla de la existencia de un «abismo generacional» que dificulta la
comunicación profunda entre los jóvenes y los adultos pertenecientes a un mismo
grupo social. Además, en el seno de las escuelas y de las universidades, los alumnos
sienten que sus profesores les atosigan con un exceso de información que
sospechan irrelevante para la vida real. Y la radio, la televisión, los periódicos y las
revistas, por último, nos muestran, en el mejor de los casos, una visión abrumadora
de imágenes fragmentarias y triviales carentes de relación; y, en el peor de ellos, se
convierten en una angustiosa fuente de confusión y desinformación.
La insatisfacción con este estado de cosas ha creado la necesidad de r
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