Ocio creativo
En la glorificación del trabajo, en los incansables discursos sobre los
beneficios del trabajo, encuentro la misma intención disimulada que en
los elogios de los actos impersonales y del interés general: el miedo
profundo a lo que es individualidad. A la vista que ofrece el trabajo
(me refiero a esa dura actividad que se realiza de la mañana a la
noche), perfectamente podemos entender que éste es el mejor policía, al
detener a todo el mundo y servir para impedir el desarrollo de la razón,
de los apetitos y de las ansias de independencia. Y es que el trabajo
consume la fuerza nerviosa en dimensiones extraordinarias y saca esa
fuerza a la reflexión, a la meditación, a los ensueños, al amor y al
odio; nos pone siempre ante los ojos un fin insignificante y brinda
satisfacciones fáciles y regulares... Así, una sociedad en la que se
trabaja duramente y sin parar, tendrá la mayor seguridad, y ésta es la
seguridad a la que hoy se adora como a un dios supremo.
F. Nietszche
F. Nietszche
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