Dios es un perro virtual

En diciembre de 2011 llegué de Barcelona, donde aproveché la generosidad de sus bibliotecas públicas, con el manuscrito bajo el brazo. Gracias a la bondad de Agustín y Dicinia, me interné en la montaña de Santa Teresa de las Trincheras donde me dediqué a darle forma definitiva, en la santa paz del silencio, interrumpido por un grupo de amigos que celebraban su encuentro. Con aspecto montaraz pero sobre todo con actitud intencionalmente distante, después de dos meses de soledad, decidí cautivar a aquellos juerguistas: -Cuidado con Dios , cuidado con Dios repetí varias veces en tono desquiciado. Ellos y ellas se apartaron de mi con apremio. -Dios, Dios, Dios, insistí, el perro, que se llama Dios y muerde. Luego cuando me reía sola recordando la cara de los incautos, decidí que ese sería el nombre del libro: Dios es un perro. 

-Primero me trató con hostilidad, incluso me insultó, mejor dicho, pensó que me insultaba llamándome perro —el detenido sonrió —. No veo nada malo en ese animal como para sentirse ofendido con su nombre. Contó Joshuá a Pilatos, al pie del cadalso, según el Diablo.

Ya en Caracas, en marzo de 2012, mi maestro favorito, de entonces, Zacarías García leyó el manuscrito y me sugirió, incluso me acompaño a comprar el papel donde imprimí las copias, que lo enviara al Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca, en paz descanse, a quien tuve el placer de admirar desde muy joven, a través de CRITICARTE y de vista, ella vivía en el edificio Pascal en la avenida Rómulo Gallegos de Santa Eduvigis y de conocer personalmente, en una oportunidad estuve en su casa, ya de adulta, cuando estudiaba en el Instituto Universitario de Estudios Superiores Armando Reverón (I.U.E.S.A.P.A.R.). 

Entregué el paquete, en una oficina en Parque Central, con los dos sobres, bajo el seudónimo de Cuántica, y a otra cosa mariposa.

Meses después y mientras rodaba por el bulevar de Santa Paula recibí una llamada de Kelvin Malaver, director de Ediciones Fundarte quien me informó que había ganado el Premio Nacional de Literatura Stefania Mosca 2012, mención Narrativa. Libro completo aquí

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