Eclíptica por el reciclaje


La ecología de nuestro hermoso planeta se encuentra en franco desequilibrio debido al principio capitalista: “usar y botar” impuesto a los consumidores a partir de los años 70 del siglo pasado. Toneladas de desechos destruyen grandes extensiones de tierra y en nuestros océanos  han dado lugar a lo que se conoce como la “sopa tóxica”, un continente de desperdicios del tamaño de Africa que se extiende por todo el océano pacífico.

“Cuenta la leyenda que hace muchos, muchos años un gran incendio asoló las selvas tropicales de América. El mono capuchino palidecía de terror y el mono araña huía de rama en rama con sus largas extremidades, mientras la danta y toda su familia trotaban despavoridos lejos de las llamas.

El crepitar del fuego se unía al golpe sordo de las ramas cayendo contra el suelo y los graznidos aterrados de los guacamayos. Resultó entonces que, en medio de este caos, un bello ave sobrevoló la selva en dirección contraria al resto de los animales. El ave, pequeñísima y de alas turquesas, batía sus alas a toda prisa y directa al corazón del fuego.

Un jaguar, que huía del peligro con toda la fuerza que sus patas podían proporcionarle, miró con extrañeza a ese colibrí que volaba hacia el mismísimo peligro, pero siguió corriendo despavorido. Su sorpresa fue mayúscula al ver que el ave regresaba de vuelta hasta una pequeña charca, donde recogió con su pico una gotita de agua.

El temible felino rugió para llamar la atención del colibrí y éste, sin dejar de batir sus alas a toda velocidad, se posó sobre la nariz del jaguar. El majestuoso y fiero animal le preguntó asustado:

-“¿Amigo colibrí, qué haces? ¿Por qué te metes en la boca del lobo y no huyes del fuego como todos nosotros?”.

El ave levantó con orgullo su pequeño pico y le respondió:
- “Estoy llevando agua de la charca hasta el fuego para apagar el terrible incendio que asola nuestra selva”.

La fiera, entre boquiabierta y avergonzada, le replicó:
“¡Pero eres un animal muy pequeño, jamás podrás acabar tú solo con un incendio tan grande!.

El colibrí miró directamente a los grandes ojos del jaguar y le contestó sin un atisbo de temor:

-“Sé que soy pequeño, sé que podrías comerme con sólo abrir tu boca, pero ésta es mi casa y estoy haciendo mi parte”.
El colibrí levantó entonces el vuelo y, entre altas llamaradas y nubes de humo gris, se internó con la gotita de agua en el pico.

Como el colibrí: He dedicado mi trabajo artístico al reciclaje.

Agradezco a la Biblioteca  Dr. Félix Pifano por la oportunidad de presentar esta muestra de mi trabajo y a la Red de Bibliotecas Públicas del Estado Yaracuy por haberme otorgado el en año 2017 el 1er. Lugar en la Categoría Adulto en el VIII Concurso Regional de Literatura “Manuel Rodríguez Cárdenas”, autor célebre  por su poema:


 “La gesta de Faustino Parra”

Negro el pelo, negro el rostro,
negro el caballo trotón;
Negro el bigote retinto,
negra la mala intención.
Negro el revólver certero
desde la cacha al cañón
negra como un cuervo negro
la punta del corazón.
negro el sombrero tirado
hacia mitad del arzón,
negro el pañuelo del cuello
volandero y correlón.
Negro fusil recortado
de negra repetición,
negro los dos ojos, negros
como puntos suspensivos
de una sola admiración.
Blanco en traje dominguero
para la Misa Mayor,
y la blanca dentadura
que entre todo aquel negrero
era como una catira
que viajase de turista
en un barco de carbón.
Así era Faustino Parra
el que nadie conoció
por más que todos dijeran
que con él habían bebido
tragos de caña y ron.
El que llevaba en el cinto
de un cuadril a otro cuadril
cincuenta balas de plomo,
un cuchillo relumbroso,
un vibrante Smith & Weeson
y sobre el hombro un fusil.
El que cuentan las historias
que el plomo nunca le entró
porque tenía sobre el pecho
una cruz de palo santo
y un morral bordado en oro
que María Lionza le dio.
El que a golpe de machete
por venganza y por rencor
hizo florear los caminos
de cruces desvencijadas
como plegarias sin voz.
Un jardinero macabro
con gotas de sangre roja
de claveles los sembró.
Pero en una larga noche
como quien quema un carbón
al negro Faustino Parra
lo mataron a traición.
Así terminó Faustino
el de la mala intención
y al que solo le faltaba
para su consagración
un cantor que le cantara
como le he cantado yo.


Exposición: Energía Artista: Julie Hermoso

La energía viviente es consecuencia del encuentro entre la corriente cinética y la regla 3R.

Se designa cono arte cinético las creaciones artísticas fundadas en la introducción del movimiento , real o virtual, como elemento plástico dominante en la obra. El nombre tiene su origen en la rama de la mecánica que investiga la relación que existe entre los cuerpos y las fuerzas que sobre ellos actúan. Este término apareció por primera vez en 1.920 cuando Gabo en su Manifiesto Realista rechazó “el error heredado ya del arte egipcio, que veía en los ritmos estáticos el único medio de creación plástica” y quiso reemplazarlos por los ritmos cinéticos: “formas esenciales de nuestra percepción del tiempo real”. El arte cinético busca romper con la condición estática de la pintura y la escultura, la presentación de la obra como un objeto que se mueve, que no sólo refleja o representa el movimiento, pero se está moviendo.

La primera exposición de arte cinético se llevó a cabo en 1955 la galería Denise René, París, titulado “El Movimiento” se reunió obras de Calder, Duchamp, Agam, Pol Bury, Tinguely e Yves Klein.
El arte cinético engloba todas aquellas manifestaciones artísticas que están dotadas de movimiento. Entre estas podemos distinguir varios grupos:

1) Obras de dos o tres dimensiones que están dotadas de movimiento real.

2) Obras que son estáticas pero que, con el movimiento del espectador, permiten más de una lectura.

3) Obras que no tienen movimiento real pero que, mediante algún efecto óptico, dan la sensación de tenerlo. Es lo que llamaríamos op art.


Las tres erres (3R) ecológicas es una regla para cuidar el medio ambiente, específicamente para reducir el volumen de residuos o basura generada.

Siempre hemos producido residuos como sociedad, pero es ahora, en la sociedad de consumo en la que vivimos, cuando el volumen de las basuras ha crecido de forma desorbitada y acumulativa, incrementado su toxicidad hasta convertirse en un gravísimo problema medio ambiental. Estamos inmersos en la cultura del usar y tirar, cada ciudadano genera en promedio 1 Kg de basura al día, lo que da 365 Kg al año.

Energía viviente es el resultado de la utilización de los relazos restantes de una fabrica de uniformes institucionales del estado Yaracuy.

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