No quería que fingiese la humillación, quería que la sintiese

Hace ya tres años que Bernardo Bertolucci admitió en público en una conferencia en la Cinemateca francesa que él y Marlon Brando engañaron a la actriz Maria Schneider en una de las secuencias más famosas de El último tango en París, una de las películas emblemáticas y polémicas de la década de los setenta. El realizador italiano aseguró sin ruborizarse que la escena de la violación no fue consensuada con la actriz francesa. No tuvo reparos en confesar que Schneider, de tan solo 19 años cuando rodó el filme, no tenía ni idea de los planes que director y actor habían pensado para dar mayor realismo a ese momento en el que Brando usa mantequilla como lubricante para sodomizar a la intérprete.

 El macabro plan se gestó la mañana anterior al rodaje, mientras Brando estaba untando un trozo de pan con mantequilla. Actor y director se miraron de forma cómplice. Tenían reservada una sorpresa para Schneider y querían ver su reacción mientras era humillada ante la cámara. “No quería que fingiese la humillación, quería que la sintiese”, declaró el director de 76 años. “Creo que me odió a mí y a Marlon Brando”, prosiguió el cineasta, que no se arrepiente de tomar esa decisión pese a considerarla “horrible”. El realizador explicó que actualmente su conducta sería moralmente inaceptable, pero que entonces eran otros tiempos. “Son cosas graves, pero las películas se hacen así. Las provocaciones son a veces más importantes que las explicaciones”, afirmó.

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